Por:Bernardo Pérez Lince
MONTERREY — Con capacidades ilimitadas de acceso a la información, la educación del futuro no dependerá de espacios físicos y las carreras profesionales darán paso a nuevos bloques para que las personas desarrollen competencias, anticipa el rector del Tecnológico de Monterrey (Tec), Rafael Rangel Sostmann.
Con 23 años al frente de una de las instituciones líderes de la educación privada en México, Rangel avizora que, dentro de 50 años, los estudiantes no irán a la universidad a tomar clases, y que, en lugar de eso, interactuarán con profesores y estudiantes de todo el mundo desde sus casas o lugares de trabajo. Los campus estarán consagrados a crear sistemas educativos y sus edificios serán grandes servidores, dedicados a alojar la tecnología que haga posibles estos métodos de educación.
“Los conocimientos fijos son tantos que acabarán siendo irrelevantes; el esfuerzo se enfocará en enseñar a los alumnos a detectar y resolver problemas”, asegura el rector. Mientras, las líneas que acotan las carreras profesionales como se conocen ahora se borrarán, abriendo paso a grandes áreas del conocimiento, dentro de las cuales las personas se podrán especializar y subespecializar en bloques.
Los créditos académicos no importarán tanto como la capacidad de la persona para hacer tareas específicas.
Un paso adelante
Rangel Sostmann se aventura en los inciertos terrenos del porvenir. El tema de la vinculación entre universidades y lugares de trabajo se volverá obsoleto. Se abrirá camino a lo que visualiza como una forma de pensamiento más proactiva: alumnos y profesores que tengan como fin último aportar al desarrollo económico.
“Si se resuelve un problema para un sistema de manufactura, el siguiente paso es incubar un negocio que le provea ese servicio a todos”, asegura.
Rafael Rangel recuerda la vez cuando un profesor le reportó que junto con sus alumnos había creado un nuevo generador eólico para atender las necesidades de energía en comunidades apartadas. “Me dijo que ya estaban probándolo y pregunté: ‘¿Estás pensando en registrar la propiedad intelectual del invento y en crear la empresa para producirlo?’; con sorpresa me respondió: ‘Eso no me toca a mí’”.
Ante esa actitud, el rector del Tec se pregunta: “¿Qué mensaje le estamos dando a los alumnos?, ¿que sólo deben hacer los diseños y quedarse ahí?”.
El objetivo, sentencia, es traducir el conocimiento en desarrollo de la sociedad y la economía: resolver el problema, generar patentes, empresas y empleos, impactando a las comunidades en su desarrollo.
La posibilidad de recibir capacitación de profesores e interactuar con estudiantes de todo el mundo será una realidad gracias a una mayor cobertura de la comunicación, pero la educación básica mantendrá algunos rasgos que hoy la caracterizan, como el espacio físico y un ‘maestro’ presencial que guíe y prepare a los alumnos.
“Ese salón de clases tendrá acceso a todo el mundo: información, videos, bibliotecas virtuales e interacción con contrapartes en forma incremental. Se beneficiará de todas las tecnologías nuevas, pero en su esencia seguirá siendo un espacio físico con muchos recursos”, prevé Rangel.
Mientras, las universidades serán solamente “depositarios de mucha de la información e investigación, pero con responsabilidad de traducir ese conocimiento en sistemas para desarrollar competencias”, dice. “Los títulos, cursos y seminarios no importarán, lo relevante es lo que el individuo sepa hacer en concreto”, asegura el rector del Tec.
En el futuro, dice, los conocimientos se agruparán en grandes áreas como desarrollo humano; interacciones, relaciones y liderazgo; expresión, comunicación y redacción e identificación, análisis y solución de problemas.
La nueva realidad cambiará el concepto de las carreras, porque ahora los estudiantes solamente reciben “un popurrí” y lo que contará es “qué tan capaz se es para hacer algo”.
La base: el presente
Con una población de 90,000 alumnos, 33 campus y 194 programas de licenciatura acreditados, el Tec es, actualmente, una de las principales instituciones de paga en la educación superior mexicana.
Fuera del sector público, según Rafael Rangel, el Tec es la institución educativa que más recursos canaliza a la investigación en México (entre 10 y 15% de sus ingresos), unos 800 millones de pesos al año.
Fundado en 1943, el Tecnológico de Monterrey ha sido un jugador fundamental en la educación privada con orientación técnica y el desarrollo de nuevas generaciones de líderes mexicanos.
Rafael Rangel es ya el segundo rector del Tec con más años en el cargo.
En sus manos estuvo la recertificación de la universidad ante la Southern Association of Colleges and Schools (SACS), en 1987, logrando que todos sus profesores cuenten con maestría, y que “40% de los alumnos en clases terminales reciban clases de profesores con doctorado.
“Esa acreditación nos ha llevado a hacer investigación y a tener un corte internacional; fue muy difícil porque nos pudimos haber quedado dando clases con profesores sin suficiente preparación”, reflexiona.
Con estas bases, uno de los pasos más ambiciosos que la institución dio hacia el futuro fue crear la primera universidad virtual en México, con el lanzamiento de Tec Milenio en 2002. Al inicio del ciclo escolar en septiembre, la matrícula del sistema Tec asciende a 24,500 alumnos y aunque todavía la operación no alcanza el punto de equilibrio, “no nos va mal”, expresa el rector.
“Estamos realizando inversiones muy grandes en edificios, infraestructura y, con los alumnos que hay, los flujos todavía son muy limitados, vamos a tardar muchos años en lograr un balance positivo”, anticipa.
En estos campus, la biblioteca es virtual; los alumnos resuelven problemas en equipo y sus profesores son facilitadores. Toda la clase, las tareas y los exámenes del año están establecidos en un CD.
Aulas globales con estudiantes de todos los continentes y conversaciones en inglés; hologramas; el dedo de un maestro martillea en el aire y hace emerger el holograma de un alumno de Yakarta, ante la imagen exhibida en un tablero, de estudiantes en todos los continentes.
Rafael Rangel Sostmann, un amante del deporte, quien a los 22 años impusiera una marca nacional en los 400 metros planos, se levanta enérgicamente de su silla y cierra diciendo: “Esto es otro Tecnológico”.
Radiación desde Japón
Hace 14 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario